LA LEYENDA SEVILLISTA CRECE EN EUROPA
Si en Lisboa temían la maldición de Bela Gutman, no le iba a la zaga, el hecho de tener enfrente a un equipo que Final que juega, Copa que se lleva. El no hay dos sin tres era un presagio demasiado nítido como para obviarlo. De nuevo los benditos penaltis se manifestaron, y tal como los oráculos presagiaron, la Copa volvía a Sevilla, a Andalucía, su casa.
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