Derrota muy dolorosa en el derbi (02).
Lo ocurrido ayer en el Ramón Sánchez-Pizjuán deja poco consuelo. Esta vez, ni siquiera parte de la afición estuvo a la altura del escudo, y eso ya es decir. El equipo salió sin ideas, sin chispa y sin ese orgullo que históricamente nos ha mantenido en pie hasta en los peores momentos. El Betis, con aprovechar nuestros errores atrás y nuestra absoluta inoperancia arriba, tenía medio partido hecho. Y lo hizo.
Los de Almeyda tocaron fondo en cuanto a producción de fútbol. Tampoco era cuesta abajo: llevamos toda la temporada viendo un Sevilla que, incluso ganando, deja más dudas que certezas. Ahora podemos afirmar sin rubor que lo del Barcelona fue un espejismo, más fruto de la desconexión culé que de un resurgir sevillista. El objetivo sigue exactamente donde estaba: mantener la categoría. Nada más. Y ojalá nada menos. Evitar espectáculos como el de ayer se convierte, tristemente, en petición razonable para una afición que sufre, que aguanta y que, casi por instinto, se conforma con lo que hay.
Del partido en sí hay poco que analizar. Muy poco. El marcador cuenta la historia sin necesidad de notas a pie de página: hubo partido mientras el Betis quiso. Así de crudo. Así de simple.
El palco, ese teatro aparte
Y luego está la actitud en el palco. Ese es otro partido, casi siempre igual de desesperante. El muñeco decorativo - conocido por rodearse de béticos de confianza para una causa que, desde luego, no es la del Sevilla; permaneció imperturbable en su sillón noble. Un sillón que no es suyo, sino cedido por las familias Guijarro, Alés, Carrión y Castro para que actúe de cortafuegos: que reciba los insultos, las broncas y los improperios mientras el resto maniobra en la sombra. Él acepta encantado, claro. El sueldo es bueno y la dignidad, por desgracia, escasa.
Lo que viene
Toca seguir soportando una travesía que ya dura demasiado: una venta de acciones eternamente enquistada y un proyecto deportivo cada vez más decadente. El único objetivo parece ser mantener la categoría no por historia, orgullo o grandeza, sino para que el valor de las acciones no se desplome y se convierta en chatarra financiera. Un panorama triste, pero real. Ojalá el equipo y el club encuentren pronto un rumbo digno de un Sevilla que nunca debió verse así.
La Peña Sevillista de Arcos, sigue con la venta de loteria para mantener sus arcas saneadas y evitar seguir la senda del club a quien representa. Cualquier socio/a que desee adquirir un decimo puede hacerlo por los canales de Whatsaps. Igualmente si desde la Junta Directiva se organiza algún brindis navideño o actividad para estas fiestas que se avecinan, os mantendremos informados.
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